¡Haya paz!

No puedo decir que esta noticia no me saca una sonrisa. El caso es medio triste: gente que quiere más seguridad contra gente que quiere más seguridad y menos tiros; y en el medio, como cinco muertos y mucha gente asustada. Yo no, porque eso pasa en barrios pobres, no en el centro, que es donde vivo (estoy leyendo demasiado Paquetería).
Para que esta ridiculez de pelearse por quién tiene razón y quién es un delincuente, Denserio, autoproclamado guardián del balance cósmico, juntó a un fanático de la mano dura, un señor tradicionalista y de bigote, con Jason Chandía, hermano de Jonathan, para que resuelvan sus diferencias con un duelo musical. Payarán hasta que alguien se quede sin que decir (eso me incluye a mí). Comienza el señor Ibarraburen.

I.
Aquí me pongo a cantar
en el barrio Escorihuela
porque al hombre lo desvela
un temor extraordinario:
que se viene alguien no ario
y la cabeza le vuela,
y porque su vida cela,
quiere seguro a su barrio.

Yo quiero más policía,
menos choros ver pasar,
porque no hay que exagerar,
no son de la realeza,
y no es ninguna rareza
lo que voy a comentar:
me quiero el día pasar
matando negros cabeza.

J.C.
Quiero salir a la calle,
sin esperar que un cobani,
mientras me fumo un fasito
me invente algún delito,
porque no le uso Armani,
o porque no tengo mani (money),
y me saque a mí el cañito
pa' hacerme un agujerito.

Usté dice policías,
pero sé que son sicarios
lo que pide usté a los diarios.
No se me antoja honroso
que crea que es peligroso
ser más bien negro que ario.
El no rezar el rosario
no me hace sospechoso.

I.
Sospechosos ya son todos,
por donde viven y pasan.
Y culpables también son
de muertes, desolación
y amarguras que me abrasan,
por lo que me siento en casa
y leo con emoción
la muerte de algún ladrón.

J.C.
No es dificil entender
que el ladrón es ser humano
y así debe ser tratado,
no como animal de arado,
sino como a un hermano
y hay que darle la mano.
Se sabe esto en cualquier lado,
bigotudo afeminado.

I.
No le permito el insulto
mientras tratamos un tema
que ,bien sabe todo el mundo
si lee la prensa buena,
y no algún diario amarillo,
es difícil y profundo
no así quien te trajo al mundo,
que es más fácil que un gatillo.

J.C.
No metamos a mi vieja,
que es una santa de altar,
y así te voy a dejar,
la boca, pelado puto,
si por un solo minuto
me la vovlés a nombrar,
de una piña vua (voy a) afeitar
ese bigote de puto.

I.
Disculpe si soy muy breve,
y la métrica me falla,
pero te voy a matar apenas se vayan los periodistas, negro refugiado.

J.C.
¿Vos y cuántos más, oligarca fascineroso?

[En ese momento entra un ladrón perseguido de un policía. Ambos abren fuego y tanto el señor Ibarraburen como Jason mueren. Esto termina con cualquier posibilidad de moraleja.]