¡Sigo robando con los miedos de la gente! ¡Me siento como el presidente de Lysoform!

Debido al éxito de mi primera entrega de lo que ahora daré en llamar "Lo que le pasa a la gente que tiene fobias raras" (aclamada como "y, mirá, creo que de alguna me reí" por más de 2 personas), acá mando la segunda parte, que como toda segunda parte, viene detrás de la primera.

Clinofobia - Miedo a ir a la cama.
Aún con mi increíble imaginación no puedo llegar a vislumbrar la causa primera de este extrañísimo miedo. Bah, si puedo, pero nada que tenga mucho sentido, como por ejemplo:

• Ser faquir y no tener la antitetánica.
• Estar casado con Lita de Lázari.
• Estar casado con Michael Jackson.
• Estar casado.
• Ser Michael Jackson.

Antes de pasar a mi recomendación quiero hacer notar como evité, o mejor, con que altura evité hacer mención a las personas que tan públicamente se declaran libres de esta enfermedad. Bah, mentira, todas las vedettes de la Argentina. Y sospecho que las de alrededores también.
Recomendación:
aparte de lo obvio, que sería dormir en el suelo, sentado o parado (para esa se requiere equilibrio), se puede tratar de tomar medidas drásticas como firmar un contrato con Sofovich, pero eso sólo en casos extremos.

Francofobia - Miedo a lo relacionado con Francia.
Si bien a primera vista esta aflicción no parece tener mucho eco en la vida cotidiana, no es así. Primero, uno se debe olvidar de las delicias de panadería, ya sea un croissant, un baggett o un cañoncito de dulce de leche (porque ya saben que esta pieza de artillería tuvo un papel muy importante en las diferentes guerras en las que los galos se vieron involucrados). Ni hablar del Danette, con su mofletudo cheff que parece salido de un diccionario de clichés baratos. Ah, tampoco se puede usar la palabra "cliché", ni la expresión "sacre bleu", ni leer a Ásterix, ni ver a Gerard de Pardieu... En fin, la vida queda reducida a su mínima expresión y depravada de todo sentido. Un asco.

La origen más común de la francofobia es el conocido "Cabesazo al Esternón", realizado por primera vez por Napoleón en la isla de Santa Helena, cuando un garçon le trajo su escargot frío, y continuado por ilustres franceses como Zidane.

Recomendación:
irse a vivir a los Estados Unidos, donde esta es la fobia nacional.

Lisofobia - Miedo a volverse loco.
Sólo quería resaltar la fina ironía que los psicólogos demuestran al nombrar un estado de locura producido por el miedo a la locura. Bravo.
Recomendación:
no lea Moby Dick (ese consejo también va a las personas que tienen miedo de morir de aburrimiento).

Panofobia o Pantofobia - Miedo a todo.
Listo, acá está. La fobia que va a terminar con todas las fobias. No creo poder expresar, principalmente porque me resulta inconcebible, la vida de un panofóbico. Osea, ¿qué hacés? Tenés miedo hasta de respirar, pero también de aguantar la respiración, y de morirte ahogado, y de tener la boca cerrada, y de la boca misma, y de la palabra "misma", y de las comillas, y de las comidas, y de las cocineras, y de los gorros de las cocineras, y de cualquier gorro, y de los gorriones, y de los polizones, y de los mimos (aunque ¿quién no les tiene miedo?), y del miedo, y de la frase "A nada debemos tener miedo, salvo al miedo mismo", y de Roosvelt, y de su señora esposa, y de cualquier esposa, y de los policías, y de los perros policías, y de las perras policías, y de cualquier perro, y de cualquier perra, y a Luciana Salazar, y a la sal, y a Carlitos Balá, y... y... y... y creo que podría seguir un buen rato, así que voy a parar.
Recomendación:
dudo que los panofóbicos puedan leer. O escuchar. O nada. O sea, todo. Un asco.

Al adentrarme en las profundidades de el nombramiento de miedos, me dieron ganas de ponerle nombre a alguno. Así que desde ahora el miedo a las apariciones púbilcas de Maradona se va a llamar "Sentido Común".