Todo hipotéticamente, ¿vio?
En una oscura cueva en Medio Oriente, un viejecillo de turbante y barba fuma una pipa con aires de resignación. Piensa en las semanas que lleva organizar un trabajo para que salga bien, en el esfuerzo humano que requiere, y en los nervios de acero necesarios para llevarlo a cabo.
El viejecillo mira a la pared como si la cueva no tuviese fin, y exclama en un suspiro casi inaudible:
-¡Y qué cualquier improvisado venga a opacarlo a uno!...
El viejecillo mira a la pared como si la cueva no tuviese fin, y exclama en un suspiro casi inaudible:
-¡Y qué cualquier improvisado venga a opacarlo a uno!...
2 Comments:
Y, es la cruda realidad, no soy perfecto.
La locura siempre presente. :P
Saludos :)!
Publicar un comentario
<< Home