Como sacarse un enojo
No hay que olvidarse que lo produjo, tampoco queremos hacer milagros. El enojo está ahí,, teledirigido, arrinconado en todas partes, y no deja respirar. Las venas rojas y las azules lo sienten, en la cabeza se siente, en las manos se siente y justo arriba del estómago. En todas partes se siente.
El enojo ya está y hay que sacarlo, porque arruina todo, cada vez peor. Las corridas de toros internas nublan los días más soleados y cansa cualquier caminata. Es un asco, un asco absoluto y totalitario. Sólo hay lugar para el enojo, que se come todas las cosas buenas que nos pasan, que, si no estuvieramos enojados, disfrutaríamos. Mucho, inclusive.
Pero eso ya es sabido, a nadie le pasa la vida sin un enojo. Uno grande y miles de pequeños, un ejercito de migrañitas espantosas en continuado que no dejan dormir, y queman. Hay que perderlo, suplantarlo, desarmarlo, subyugarlo, desaparecerlo y olvidarlo.El enojo ya está y hay que sacarlo, porque arruina todo, cada vez peor. Las corridas de toros internas nublan los días más soleados y cansa cualquier caminata. Es un asco, un asco absoluto y totalitario. Sólo hay lugar para el enojo, que se come todas las cosas buenas que nos pasan, que, si no estuvieramos enojados, disfrutaríamos. Mucho, inclusive.
Hay que concentrarse en el pasado. Pero no en el pasado inmediato, ese que causó el enojo, en el pasado anterior, cuando todo estaba bien, porque el enojo no existía. Ahí, sí, va bien. Ese domingo, el único que no fue domingo en toda su vida, mirando el sol y vendiendo tragedias, porque los traumas venden, y nos vendemos y compramos todo el tiempo.
Vuelva, vuelva vuelva a la noche en donde dejó a de lado todo lo que creía que quería, esa noche en donde vio por primera vez que no estaba viendo nada. ¿Se acuerda no? Como rebotaban las palabras en todos lados, la luz verde y quizá una mano sobre otra mano sobreotra mano sobre otra mano. A que no se olvidó, a que todo está desapareciendo.
Está en ese miosmo lugar, ese mismo día, mirando una sonrisa de alguien que nunca aprendió a sonreir del todo, escuchando esas palabras que eran suyas pero salieron de otra boca. Surreal y Dios nos odia y mala suerte y qué vamos a hacer. Pero la sonrisa de alguien que nunca se aprendió a reir y "soy feliz" y esto debe ser la felicidad. Y todo atrás, cuando no existía el enojo y podíamos disfrutar de todo. Ahora, qué enojo puede resistir todo eso.
A mí me funciona.
Etiquetas: Generalidades
1 Comments:
Sos bueno.
Pero no podés reaccionar contra el enojo inmediatamente... no tanto, en realidad.
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