Me río de las convenciones sociales y cumplo mi más profundo deseo

Lean esto antes. Ahora sí.

Ayer, chateando con Liduvina, me di cuenta de que sólo soy feliz cuando critico cosas. No quiero que se crea que son críticas destructivas, sino como las de un crítico de cine. No como un crítico literario, porque debería autocriticarme duramente por este párrafo tan plagado de la palabra "crítica". Y no tengo autocrítica.
Pero hay cierta resistencia por parte de nuestra sociedad a esta actividad tan noble y necesaria. Si alguien habla de cine, sin ser director, se un frustrado, y así con todo.
Pues no me importan las convenciones sociales, como bien dice el título del post, y ahora mismo cumplo mi más profundo deseo, como también dice el título del post, y me pongo en firme campaña de criticar todo lo que se me ocurra, de la manera más arbitraria posible, sin lugar a réplica.


1- El ruido del taladro contra una pared de ladrillo: me parece escucharlo ahora mismo, y es muy probable que lo esté haciendo porque están arreglando la caas de al lado. Muy molesto y repetitivo, tiende a tapar "Shine On You Crazy Diamond", o cualquier otro sonido mucho más agradable que se encuentre en el ambiente. Tiene un parecido grotesco con el torno del dentista, hace pensar en la frase "si te duele avisame que te pongo más anestesia". Se acaba muy abruptamente y uno no sabe si está a salvo. Pero la sorpresa es agradable y casi se agradece la tranquilidad.
Nota: 4/10.

2- El uso alegórico de la palabra "banana": muy común, de naturaleza ordinaria y fálica. Es culpable de eliminar la posibilidad de utilizar la frase "me gustan las bananas" sin que el auditorio lleno de doctores en leyes se alborote y agite. Lo único que salva a esta porquería idiomática es que a los brasileros les gusta mucho más la banana que a nosotros. Maricones.
Nota: 3/10.

3- Alimento a base de azúcar y cacao instantáneo Xocolat: Nestlé sorprende con esta producción cuasi-sibaritesca, de fuerte color marrón y dejos a frutos secos y cacao. Probablemente el mejor invento desde la rueda, irremplazable en el desayuno o té de todo nene grande al que no le gusta el café y que piensa que el té con leche es medio de inglés afeminado.
Nota: 9/10.

4- Las cebras: equino interesante, un tanto tirado abajo por el animal print. No es enteramente necesario desde que domesticamos al caballo (me incluyo en lo de la domesticación porque fue un esfuerzo como género) (masculino, no humano, porque, según tengo entendido, las mujeres mucho no hicieron). Alegra las sabanas y da de comer a los leones. Si alguna vez voy a África las voy a disfrutar, pero acá hay dos o tres en el zoológico y ni fu ni fa.
Nota: 5/10.