Pocos poetas le han dado al mundo una producción tan florida como Alexander Sergéievich Pushkin. Este famoso moscusino tiene tantos poemas tan conocidos (no sólo por los moscorevíes, sino por todos los rusos e inclusive por tres o cuatro personas más), que ni hace falta nombrarlos. Ni hacer una reseña, ni nada.
Por eso vamos a hablar de una faceta menos conocida de este famosisidérrimo literato, de hecho, tan desconocida que hasta los mismos moscatos la desconocen, y porqué no, la esquivan de manera sutil pero total.
Pushkin, o “El Ale”, como le decían sus amigos cansados del Alexander Sergéievich, cultivó una forma poética desconocida hasta entonces, y que en nuestros días no se estila mucho en los altos círculos literarios: el de la Poesía Villera.
El Ale se crió en las bajas estofas del Moscú, y en lugares a los que un moscasín de bien no se aventuraría ni pasado de vodka, por lo que vivió una infancia triste y violenta, plagada de vendettas (a la rusa, que involucran muchas más caminatas y menos mordeduras de dedo), secuestros express y drive-bys, que eran mucho más largos porque las troikas van más lento que los autos modernos.
Acá dejo, en castellano y ruso, para los que disfrutan de la poesía en su idioma original, un ejemplo de uno de los más conocidos poemas de este género “Воспоминание”, “Evocación”.
Воспоминание
Когда для смертного умолкнет шумный день
И на немые стогны града
Полупрозрачная наляжет ночи тень,
И сон, дневных трудов награда,
В то время для меня влачатся в тишине
Часы томительного бденья:
В бездействии ночном живей горят во мне
Змеи сердечной угрызенья;
Мечты кипят; в уме, подавленном тоской,
Теснится тяжких дум избыток;
Воспоминание безмолвно предо мной
Свой длинный развивает свиток:
И, с отвращением читая жизнь мою,
Я трепещу, и проклинаю,
И горько жалуюсь, и горько слезы лью,-
Но строк печальных не смываю
Evocación
¡Oh musa! Recuerdo cuando con los pibes del barrio
Nos juntábamos a escariar Uvita en caja
Hasta que no podíamos caminar esas calles
Que el tiempo y el exceso de Poxi borran de mi memoria
¿A dónde quedó el “Maldita sea”? ¿Y su risa?
¿Y sus ganas de salir a afanar ancianas, a reventar minisupers?
¿Y el resto de la banda? Todos desaparecieron…
Se los llevó el olvido, y el móvil 221, a la nada,
A la comisaría, al destierro del mundo de los felices.
No podrán volver aquellas dulces noches,
Duros como paquetes de pastillas
Corriendo por la villa
Sin zapatillas
Tratando de pegar paco, o de no quedar pegados…
Ya nada vuelve, y el vate bate la posta
“Todo tiempo pasado fue mejor”
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